Como nunca lo pensé...

El día que dije "acepto", no imaginé lo difícil que sería nuestra nueva vida, tampoco todo lo que se nos vendría encima. Aún así, no me arrepiento, ni por un instante de estar a tu lado y de haber tomado esa maravillosa decisión: convertirme en tu esposa.
Muchas veces te he dicho bromeando, brava, llorando, jugando, etc, etc, etc, que tengo miedo de perderte, pero nunca como ahora. Siento que por primera vez la paciencia de ambos se ha colmado (más de lo acostumbrado) y que la ola de problemas casi ha logrado arrastrarnos con ella. Ojalá que no lo logre. Aunque a ti no te guste que hable del pasado, Dios como extraño aquellos que FUIMOS una vez y como me gustaría que volviéramos a serlo. Cuando tuvimos esos problemas fantasmas por los correos de la gorda aquella y todo eso, prometimos empezar de cero, conquistarnos y salir adelante, y por unos cuantos días sentí que lo lográbamos, de hecho lo hicimos... Creo que es necesario que hagamos algo al respecto, sólo eso debo decir. Que volvamos a hacerlo porque de veras siento que te pierdo, que me pierdo y que esto llega a su fin. Pensarlo me aterra y sentirlo me destroza, por eso estoy como estoy... pero bueno, no voy a hacerte leer mucho, sólo te escribo para hacerte saber que te amo con toda mi alma, con cada centímetro de mi cuerpo, y con cada milímetro de mi loca cabeza. Dios quiera que todo pueda mejorar y que en estos días me puedas extrañar. Besos.

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